Sinceramente el día empezó complicado porque Sol no se sentía muy bien, pero igual salimos para el cerro para ir viendo...
Luján huyó hacia el T-bar y se tiró un par de veces mientras Sol y yo lo hacíamos desde el poma.
Después subí custodiada por LU al T-bar, que pensaba que yo era tan torpe que podía caerme, con el único objeto de sacar fotos desde arriba y para probar la pista larga.
La subida un placer.. la vista increíble.. y la bajada... un placer increíble... Elegí una pista lateral, la más larga pero menos compleja, yo quería disfrutar, no romperme un hueso. Y realmente fue una excelente experiencia.
Por la tarde se rompió el poma justo cuando Lu y Sol iban a subir juntas para que yo las filme. Así que le propuse a Sol subir al T-bar. Ahora Lu se ocupó de cuidar a su hermana en la subida. Y después bajamos las 3 por la pista larga. Sin duda la mejor experiencia para mí y para Sol.
Luján insiste que la mejor es la pista principal: corta, inclinada y que la deja tomar velocidad.
Como funcionaba un solo medio las colas para subir eran imposibles así que nos quedamos jugando en la nieve y sacandonos fotos hasta que nos subieron a buscar.
Lamentamos no haber podido quedarnos a ver la Bajada de Cóndores y la de Antorchas, pero no teníamos como bajar luego...
Pero para compensar la desilusión nos fuimos a Gnaién a tomar un rico chocolate...
Y todo lo bueno tiene un final, si si, como este viaje increíble que disfrutamos enormemente...
AHORA A PENSAR CUANDO VOLVEMOS (y a hacer la valija)
viernes, 24 de julio de 2009
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